Resistió durante siete años y doce días. El billete de $500 fue emitido el 29 de junio de 2016. En aquél entonces, era el segundo billete de mayor denominación del cono monetario argentino. Un lugar que mantuvo hasta este año, cuando salió a circular el más nuevo de todos, el billete de 2.000 pesos.
Cuando salió a la calle, el papel con la imagen del yaguareté -parte de la familia de animales autóctonos que, cuándo no, generó polémica- servía para comprar USD 33,51 en la City porteña. Ayer, 13 de julio, el billete en las cuevas de la Ciudad de Buenos Aires, no alcanzaba ni siquiera para comprar un sólo dólar.
El yaguareté es la más reciente víctima de la divisa estadounidense. Desde enero de 2002, cuando la Argentina abandonó la paridad uno a uno con el dólar, se inició la carrera entre la divisa y las distintas denominaciones del peso argentino. Inmediatamente, ese mismo año, el billete de $2 fue alcanzado por el invencible papel con la imagen de George Washington (no contamos al de $1 que, claro, nació “uno a uno” con la divisa).
Pero el proceso no era acelerado. Por mucho tiempo -a fuerza de tasas chinas de recuperación en los años siguientes al estallido de 2001- y una inflación que no empezó a desmadrarse hasta avanzado 2007, el resto de los billetes argentinos resistieron con bastante éxito.
Se necesitaron más de 10 años para que el siguiente en la lista, el billete de $5, dejara de ser suficiente para comprar un dólar. Fue en abril de 2012, cuando los recientemente impuestos controles de cambio empujaban al alza al dólar libre. Se pusieron en marcha inmediatamente después de las elecciones que terminaron en la reelección, con el 54% de los votos, de Cristina Fernández de Kirchner. En ese momento quedó en el camino el papel moneda concebido para homenajear a José de San Martín, la figura más unánimemente venerada de la historia argentina. Claro que a partir de este momento el que pesa es el precio en el mercado paralelo, ya que con un cepo en marcha desapareció la oferta voluntaria de divisas en el mercado formal.
Poco más de un año después, en mayo de 2013, sería el turno del billete de $10 de caer por debajo del dólar. Otro billete con una figura intocable del cancionero escolar, Manuel Belgrano, pasaba a quedar detrás de la moneda estadounidense. Otro pico del dólar libre en la City había dado cuenta de la cifra emblemática.
Pasaron cinco años antes de que otro billete, que también tuvo su polémica, fuera superado. El billete de $20 con la imagen de Juan Manuel de Rosas en enero de 2018, ya durante el Gobierno de Mauricio Macri y poco antes de que en abril de ese mismo año un sudden stop terminara con el intento de estabilización monetaria. Pocos días antes, la administración de Cambiemos había intervenido su propio Banco Central.
Desde entonces, el proceso se empieza a acelerar.
En agosto de 2019, el billete de 50 que desde los 90 homenajeaba a Domingo Faustino Sarmiento -y que más tarde sumó versiones en honor al Gaucho Rivero y al cóndor andino-, cayó bajo el nivel del dólar.
Fue, más precisamente, el 12 de agosto de 2019. Los memoriosos en materia de política -y de mercado- recordarán la fecha. Ese fue el día después a las PASO de 2019 cuando, contra todo lo que indicaban las encuestas, Alberto Fernández obtuvo una impresionante ventaja sobre el oficialismo. Y al mercado no le gustó nada.
En abril de 2020, en plena cuarentena por la pandemia de Covid, cayeron Julio Argentino Roca, Eva Duarte de Perón y la taruca. Las tres versiones que tuvo el billete de $100 y que, desde entonces, nunca más alcanzaron para comprar un mísero dólar.
El billete de $200 cayó bajo el nivel del dólar en noviembre del año siguiente. Fue el que menos duró entre las emisiones de pesos argentinos, apenas 5 años y 18 días. Y el de $500, recién esta semana. El que más tiempo logró resistir por encima del valor de un dólar fue el de $100, con 20 años, 4 meses, y 14 días.
Con la caída del billete de $500 por debajo del nivel del dólar quedan sólo dos emisiones en circulación que pueden comprar al menos un billete estadounidense.