Los últimos cinco minutos con vida para Gustavo Rodrigo Lindstrom transcurrieron durante la noche del martes 1 de agosto en la celda 1, sector B del módulo A de la Colonia Penal I del Servicio Penitenciario Provincial (SPP). Nervios y fuertes temblores, un pedazo de dulce de membrillo y el ruido de la caída ya sin vida desde la tercera hilera de la cucheta estremecieron a sus compañeros de detención.
Lindstrom murió en el acto y la autopsia que solicitó el juez de Instrucción 7, Miguel Mattos, de la Primera Circunscripción Judicial, indicó que el paro cardiorrespiratorio estaría vinculado a que en su cuerpo se hallaron restos excesivos de cocaína. Pero también se abrió la sospecha que no pudo corresponder, únicamente, a un deceso por sobredosis sino a que la droga que consumió podría haber estado adulterada con químicos o productos tóxicos para estirarla. Se tomaron muestras al cuerpo de la víctima y se pidió que los forenses del Superior Tribunal de Justicia analicen en laboratorio e informen sobre la presencia de restos tóxicos.
Entre las probables causas de muerte, PRIMERA EDICIÓN consultó con fuentes en torno a la investigación, y se pudo establecer que el consumo de pedra estaría también vinculado.
Compañeros de pabellón de Lindstrom declararon en el sumario que elevó el SPP a la Justicia y señalaron que lo vieron nervioso y que les aseguró que sentía frío y temblaba. Pensaron que estaba con presión baja y le acercaron dulce de membrillo para ayudarlo. Luego lo subieron a su cama a dos metros de altura e instantes después solo escucharon el golpe en el piso.
Respecto a este estupefaciente es de alta peligrosidad por genera fuerte dependencia y está compuesto con restos, basura del corte del clorhidrato de cocaína en las cocinas clandestinas y que son mezclados con químicos, solventes, ansiolíticos, convirtiendo en “veneno puro” cada dosis que se fuma de manera similar al paco, conocido y comercializado a bajo precio en el narcomenudeo de Buenos Aires, entre otros puntos del país.
Alerta
La muerte del detenido se mantuvo en silencio estricto, pero durante las últimas horas trascendieron versiones coincidentes de lo sucedido y que el consumo de drogas dentro de este penal y de todos los desplegados en la provincia está en alerta, principalmente, por el avance de la pedra, su bajo costo y su difícil detección en las requisas a los familiares y allegados que visitan a los internos.
Fuentes confiables resaltaron que los perros antinarcóticos pueden olfatear marihuana prensada con facilidad pero no pastillas de clonazepam, por ejemplo, y menos aún derivados de la cocaína.
Respecto a los medicamentos ansiolíticos o antidepresivos, el consumo “es muy peligroso porque lo consumen en exceso y se generan incidentes como peleas o incidentes violentos similares y después los detenidos no recuerdan absolutamente nada”, confió una autoridad del SPP a este Diario.
Se trabaja en medidas alternativas para prevenir y frenar el ingreso de drogas. Entre ellas, se comenzaron a rotar a los encargados de las requisas para evitar cualquier tipo de confabulación con agentes penitenciarios para facilitar el ingreso o que ellos mismos les vendan a los privados de la libertad, cualquier tipo de sustancia prohibida.