Tres estafas en un día, dos con la compra de vehículos y uno por repuestos que nunca llegaron

 

Las estafas siguen siendo una modalidad delictiva muy recurrente en la provincia. Así lo demuestran la cantidad de denuncias que se realizan en distintas comisarías de Misiones y en donde a partir de lo que exponen en sus presentaciones los damnificados, en algunos casos, se conocen nuevos tipos de engaño. Si se tiene en cuenta solo el último viernes, se registraron tres hechos delictivos bajo esta modalidad: dos en la capital provincial y el restante en Oberá.

De acuerdo a lo informado por fuentes policiales, uno de los hechos fue denunciado ante la seccional Cuarta de la Unidad Regional II de Oberá. En esta oportunidad, el afectado fue un vecino del barrio Obrero de San Vicente de 31 años que el pasado 5 de enero concretó un negocio que hasta ese momento consideraba muy conveniente. Y es que tras conversar en el playón de una estación de servicios de Oberá con un vecino de la localidad de Leandro N. Alem decidieron ambos hacer una permuta entre el auto de cada uno. El denunciante narró que entregó su camioneta Ford Ranger a cambio del Peugeot 408 del otro negociante.

Y si bien durante dos semanas pudo disfrutar de nuevo coche, el 20 de enero se llevó una gran sorpresa durante un control de rutina realizado por efectivos de la Gendarmería Nacional sobre la ruta nacional 14, en San Vicente. Durante el control de los datos del dominio y número de chasis se determinó que el Peugeot recientemente adquirido registraba pedido de robo desde Buenos Aires, motivo por el cual terminó siendo secuestrado por los agentes federales.

En tanto que, a partir de la presentación policial por el caso de estafa, se dispuso una orden de secuestro de la Ford Ranger que hasta el momento no tuvo resultados positivos. Aunque se esperaba que mediante el aporte de distintas cámaras de seguridad se pueda ubicar el mencionado vehículo y al hombre responsable de la estafa.

Dos estafas en Posadas

Por otro lado, en la capital provincial otros dos hechos de engaño fueron denunciados el pasado viernes. Uno de ellos también tuvo como particularidad el uso de vehículos para estafar. En este caso, el damnificado fue un hombre de 30 años que ofrecía a la venta su Chevrolet Agile.

Luego de ofrecerlo en distintas redes sociales, finalmente pudo concretar un encuentro con un comprador que ese mismo viernes llegó desde el interior de la provincia y que justamente fue recibido por el afectado en la terminal de ómnibus local.

Siempre según los datos aportados por el denunciante en sede policial, este último llevó al comprador hasta su domicilio ubicado sobre la calle 122 y tras llegar a un acuerdo aceptó vender el coche al visitante por un valor de 3 millones de pesos que sería cancelado en dos pagos de 1 millón y medio. Ese mismo día, el comprador hizo la primera entrega, aunque la segunda se hizo esperar más de lo pensado ya que hasta esta tarde no había novedades de la cancelación de la deuda.

En tanto que el otro engaño denunciado en Posadas tuvo como protagonista a un hombre de 36 años. Pero en este caso, el damnificado envió por la billetera virtual Mercado Pago 50.000 pesos a un supuesto vendedor de repuestos para moto, ya que necesitaba con urgencia reparar su vehículo. Y que si bien hizo el envió del dinero, hasta ahora no tuvo novedades de la mercadería. Y mucho menos de la restitución de lo que pagó.

Proceso de captación

Generalmente, la gran mayoría de quienes se dedican a estafar utilizan la red social Whatsapp. Aunque el proceso de captación de posibles víctimas siempre es a través de Facebook o por alguna plataforma de compra y venta en donde uno está ofreciendo algo y aparece una persona interesada y que inmediatamente nos lleva a la comunicación por la “apps verde”.

“Darle el CBU a una persona no está mal. No está mal en una persona que relativamente se cuida en sus redes sociales. Si yo en mi red social tengo la fecha de mi cumpleaños, mi número de teléfono o información muy sensible es muy probable que un delincuente haga una ingeniería social. Lo que implica hacer una investigación mínima de una persona es cuestión de horas, saber dónde trabajás, cuánto gana, su número de Cuil, su obra social, si tiene hijos”, apuntó Sandra Marilyn Ozuna, directora de Cibercrimen de la Policía de Misiones durante una charla sobre recomendaciones a la hora de evitar caer en este tipo de engaños.

El estudio de casos sostiene que el delincuente está al acecho de quien pregunta. Pasa en telefonía, pasa en sitios de compra y venta. O también en consultas por cuestiones vinculadas con la Anses.

Sobre esto, Ozuna comentó que “ahora con el bono de refuerzo se juega con la desesperación de la gente. La gente está esperando eso y por ahí da información y no tiene el recaudo de ver a quién le estoy dando esa información”.

Es aquí donde aparecen los formularios truchos o también conocidos como fishing. “Un fishing es cuando una persona carga todos sus datos en un formulario ficticio que se genera a través de una página. Formularios ficticios para obtener esa información o de una entidad real, se linkea a otra página espejo con logos que simulan ser de una página de una entidad financiera”.

La estrategia utilizada para buscar engañar siempre tiene mucho que ver con el tema del momento. Fue a comienzos de la pandemia, por citar un ejemplo, los turnos para vacunación. “Uno para vacunarse cargaba datos en cualquier formulario que le daban y no se sabe a dónde fueron a parar esos datos”, señaló la comisario y puntualizó que “no hay una franja etaria, porque si bien antes se decía que esto sólo les pasaba a los adultos mayores porque desde el momento en que percibimos un ingreso, desde los 18 a los 65 años, hemos recibido casos. No hay una franja que sea más vulnerable”.

Por último, destacó que gracias a la colaboración de los juzgados se han logrado frenar y bloquear múltiples maniobras fraudulentas en el último tiempo.

En Misiones, con la llegada de la pandemia del Covid 19, y como muchas otras actividades ilícitas que existen en el país, quienes se escudan detrás de un dispositivo informático para realizar estafas de todo tipo debieron readaptar sus formas de captar y engañar a sus víctimas.

Los denominados cuentos del tío o secuestros virtuales fueron decreciendo en cantidad de casos alertados en los medios de comunicación, aunque lejos de frenar la actividad sí fueron reemplazados por otros artilugios y puestas en escena no menos eficientes por parte de delincuentes virtuales que desde la clandestinidad nunca bajaron los brazos y se readaptaron a los tiempos que corren para sacarle el mayor provecho a la necesidad de una persona.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *