Hoy 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, rendimos homenaje a aquellos que defendieron con valentía la soberanía argentina en las islas argentinas del Atlántico Sur. La elección de esta fecha se debe a que ese día en 1982, las Fuerzas Armadas Argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas, en lucha por la recuperación del territorio, arrebatado por las fuerzas británicas en el año 1833.
A 42 años del conflicto, conversamos con Ricardo Ocaña, Veterano de Guerra de Malvinas, quien actualmente se desempeña en la Dirección de Recursos Humanos de la Casa Militar en Casa Rosada.
Como la mayoría de los conscriptos en ese momento, Ricardo tenía 19 años cuando se embarcó para integrar las unidades de combate de las Fuerzas Armadas Argentinas desplegadas en el teatro de operaciones. “El mismo día 2 de abril de 1982, estando en Puerto Belgrano, nos llegó la noticia de que Argentina había tomado la isla por asalto con gran maestría y certeza. Para el 12 de abril nos informan que teníamos que embarcarnos. Fue en un avión C-130, el más grande que existía en esa época. No sabría explicar con palabras lo que sentí en ese momento…como que uno era útil en una causa y en una gesta inigualable. La Argentina nunca había entrado en guerra y era el momento de demostrar para qué estábamos haciendo la conscripción. Muchos de mis compañeros tenían miedo de ir y temían no volver a ver nunca más a sus familias y seres queridos”, recuerda Ocaña quien antes de ingresar al Servicio Militar Obligatorio ya trabajaba como mensajero en la Casa Rosada. “Le escribí una carta a mis padres para avisarles que me iban a trasladar… que me iban a cambiar de destino, pero no les dije que iba a Malvinas a defender nuestra patria, no quise decirles para no preocuparlos”, cuenta Ocaña.
En la isla, Ocaña terminó cumpliendo la función de camillero aunque había recibido la instrucción para ser apuntador y francotirador. Sus días en Malvinas transcurrieron buscando heridos y muertos en las primeras, segundas y terceras líneas. “Por la mañana salíamos en una camioneta -que era kelper- a buscar cuerpos – vivos o muertos- en los lugares de combate y los llevábamos al Centro de Internación Militar Malvinas (C.I.M.M.) que era un rejunte de conscriptos y oficiales”.
Es sabido que en situaciones de guerra, el armamento y la comida son cuestiones vitales. Malvinas no fue la excepción y, posterior a la guerra, fue uno de los mayores blancos de crítica. Ricardo recuerda haber robado un camión para que su compañía pudiera alimentarse: “Estábamos descansando una noche y se presenta un capitán de navío, médico, que tenía un grado muy alto para hablar con un conscripto y nos dice a mí y a dos compañeros que hay que ir a robar comida porque el hospital se estaba quedando sin suministros por la cantidad de heridos que había. Llevarlo a cabo era peligro de muerte porque se sabe que, en guerra, no se puede robar y menos comida. Yo accedo con la condición de que la mitad de lo que consiguiéramos quedaba para mi compañía. Eran tres camiones. El primero estaba dentro de un apostadero de los kelpers y ahí estaba abarrotada la comida argentina. Recuerdo que llegué a sacar una bolsa de 50 kilos de yerba, azúcar, latas de corned beef, latas de membrillo y batata, cajones de mermeladas, fideos. En algún momento se nota que el capitán ya había hecho la inteligencia porque pudimos entrar y sacar la comida, había que ir y venir 50 metros con cada cosa e ir cargando en otro camión. El segundo camión fue en otro apostadero, ya más chico, que tenía vino, cigarrillos, chocolates. El tercer camión también era chico, conseguí whisky y otras cosas más. Me quedé apostado ahí rodeado de milicos y cuando alguno me preguntaba qué hacía ahí, yo les decía que estaba esperando al capitán. En un momento el capitán me hace la seña y viene alguien de atrás y abre la puerta…Y empecé a agarrar todo lo que había ahí. Cargamos el camioncito y cuando los milicos se dan cuenta nos empiezan a tirar, pero no a matar sino como haciendo el acting para que quedara registro de lo sucedido”.
Hacia el fin de la guerra, el gobierno civico-militar impulsó una campaña de desinformación para ocultar los hechos que estaban transcurriendo en las Islas. Ricardo lo cuenta con sus palabras: “Un día explota una casa kelper de tantos bombazos que tiraban desde los barcos, entre los escombros encontramos una radio. La armamos como pudimos porque estaba un poco destartalada, lo único que encontramos fue Radio Colonia que transmitía en castellano y decían ‘la verdad’: ‘Argentina está ganando’, y en realidad a nosotros nos estaban pateando el trasero, digamos. Nosotros veíamos cómo atacaban la pista…. Mentira, era todo mentira, pero nosotros no podíamos decir nada porque no teníamos voz. Los soldados no estábamos autorizados ni capacitados para dar notas porque los recuerdos adentro te pegan muy fuerte, entonces pasa un tiempo, un año, diez años y recién ahí podés hablar. Conozco gente que todavía no puede hablar y han pasado más de 40 años y no pueden hablar de Malvinas, menos de los recuerdos de las cosas, de las situaciones que pasaron ahí porque le ha pegado muy fuerte, más aquel que fue al frente, mató a otro o vio a su compañero morir y desangrarse al lado. Eso es peor todavía”.
La conmemoración del 2 de Abril como el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas fue establecido por ley n° 25.370 el 22 de noviembre de 2000 y declarado oficial desde el 15 de diciembre del mismo año. “Para mí la importancia de recordar el 2 de abril es que la ciudadanía no se olvide de que hubo chicos que, mal o bien, fueron a dar su sangre. Y se embarraron hasta el tuétano para defender un pedazo de tierra que Argentina quería. Y esos chicos hoy en día son hombres, hay muchos que ya no están. Entonces yo creo que las nuevas generaciones tienen que saber que existió una guerra. Y, si vamos al caso, es una guerra moderna. Aunque Argentina no contaba con los medios de una guerra moderna. Nosotros teníamos el FAL y ellos venían con M-16, con miras telescópicas infrarrojas, y nosotros ni siquiera con binoculares. Fue una guerra despareja. Y lo que se pide es que, por lo menos los que están hoy en día, puedan contar sus cosas y la gente no los olvide. Lo peor para uno que está de este lado es que la gente lo olvide. Y más allá de eso, las personas tienen que conocer la historia, no tanto por los libros o por lo que dicen los gobiernos, sino por la gente misma que estuvo allí”.
El lunes 14 de junio de 1982 la Argentina se rindió formalmente y así finalizó la Guerra de Malvinas, que había empezado 74 días antes, el 2 de abril. Unos 649 argentinos fallecieron durante la guerra, dando su vida por la Patria.
Hay otro hecho escalofriante: se estima decenas de veteranos que se quitaron la vida en los últimos años, aunque no hay datos oficiales concretos sobre el tema. Esto se debe al mal trato que han recibido por parte de los sucesivos gobiernos nacionales y las paupérrimas condiciones económicas, sociales y de contención que se les han dado a lo largo de los años.
Cada 2 de abril recordamos y reconocemos el sacrificio, el coraje y el compromiso de los veteranos que dieron su vida por la patria. Su legado perdura en la memoria colectiva de nuestro país. En el marco de los 42 años del conflicto del Atlántico Sur, ratificamos el reclamo por ejercicio de la plena soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes
Símbolos homenaje en la Casa Rosada
El Patio de las Malvinas Argentinas, ubicado en la Casa Rosada, representa un símbolo de memoria y homenaje. Inaugurado el 2 de mayo de 2012, con motivo del trigésimo aniversario del hundimiento del crucero ARA General Belgrano, este espacio alberga una de las siete banderas del Operativo Cóndor. Esta bandera tiene una historia cargada de valentía y determinación, vinculada al episodio que ocurrió en septiembre de 1966 en el que un grupo de 18 jóvenes militantes argentinos, liderado por Dardo Cabo y María Cristina Verrier, desvió un avión de Aerolíneas Argentinas de su ruta para hacerlo aterrizar en las Islas Malvinas, donde fue izada durante 36 horas. En el ángulo superior izquierdo del patio se encuentra una certificación judicial que valida que esta bandera fue entregada por Dardo Cabo al gobernador del territorio nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, el 1 de octubre de 1969, cuando fue detenido.
Por su parte, en el Museo de Casa Rosada se encuentra exhibidos dos cascos, perteneciente a soldados que participaron en la Guerra de Malvinas; y el Informe Rattenbach encargado en septiembre de 1983 por la Junta Militar y realizado por la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades del conflicto del Atlántico sur.