Mientras los reclamos de docentes, policías y empleados estatales siguen sin respuesta, el gobierno de Corrientes destina millones a fiestas. Los trabajadores correntinos, enfrentados a salarios que se desploman ante la inflación, siguen sin ser escuchados. Las mejoras en infraestructura educativa y condiciones laborales se postergan, sin señales claras de solución. A pesar de este contexto, la organización de la Fiesta Nacional del Chamamé sigue en marcha, con modificaciones que priorizan el espectáculo por encima de las necesidades más urgentes.
Beatriz Kunin, presidenta del Instituto de Cultura, anunció que se reducirán las noches de la fiesta para dar más tiempo a los artistas que “vienen de lejos”. Sin embargo, lo que muchos correntinos esperan es que estos artistas no solo sean grandes figuras nacionales, sino que el protagonismo sea para los talentos del interior de la provincia, que también merecen ser valorados. Mientras tanto, los trabajadores de Corrientes siguen esperando que se escuche su pedido de salarios dignos, mejoras en las escuelas y condiciones laborales que permitan un futuro mejor para todos.
La fiesta es un símbolo cultural de Corrientes, pero también pone en evidencia las prioridades del gobierno: millones destinados a espectáculos, mientras la educación y los servicios básicos continúan en crisis. Es hora de preguntarse, ¿dónde queda la verdadera inversión en el pueblo correntino?