El abandono que complica vidas y pone en peligro a los habitantes.
Las intensas lluvias recientes no solo inundaron zonas rurales de Corrientes, sino que expusieron nuevamente el estado crítico de la infraestructura vial. El caso más reciente ocurrió en la Ruta Provincial N° 52, que colapsó a la altura del paraje Arrocera Popelka, en Guayquiraró, debido a un socavamiento tras un acumulado de 210 milímetros de lluvia. Este hecho no solo dificulta el tránsito, sino que también pone en riesgo a quienes dependen de estas rutas para emergencias y actividades diarias.
Según Eulogio Márquez, director de Defensa Civil, la zona sur de la provincia fue la más golpeada por el temporal. Sin embargo, este no es un caso aislado. La falta de mantenimiento en rutas y caminos rurales en toda Corrientes complica la conectividad entre localidades y genera peligros constantes para quienes transitan por ellos.
En los campos, la situación es aún más grave. Los caminos rurales, esenciales para productores, familias y trabajadores, están en condiciones deplorables. Durante lluvias intensas, muchos de estos accesos se vuelven intransitables, dejando a los habitantes completamente aislados. La emergencia no solo radica en el impacto económico, sino también en el riesgo para la salud y la vida de las personas, ya que en situaciones críticas, el auxilio médico o logístico se vuelve imposible.
En lugar de medidas preventivas y mejoras estructurales, la respuesta ante estos eventos sigue siendo tardía e insuficiente. El deterioro de la Ruta Provincial N° 52 es un recordatorio de la falta de planificación y el abandono sistemático que sufren tanto los caminos principales como los rurales en Corrientes.
La población exige soluciones concretas y urgentes. Sin un plan de mantenimiento y mejoras, el ciclo de emergencias, accidentes y pérdidas económicas continuará afectando a miles de correntinos, especialmente a aquellos que viven en el interior de la provincia.