“La situación para el sector hortícola en el departamento Comandante Fernández es realmente muy difícil”, es la afirmación del productor Fabián Ibarra que refleja el drama de los que producen verduras para satisfacer la demanda del consumidor local.
La sequía no deja de causar estragos en la economía de los pocos horticultores que quedan en los alrededores de esta ciudad, algunos de los cuales no están pudiendo lograr cosechas por la falta de agua y el calor extremo. En el caso de Fabián Ibarra, en su unidad productiva tiene una represa y sistema de riego que están inactivos desde hace dos años.
Los chaparrones ocurridos apenas le sirvieron para regar naturalmente lo sembrado, pero no para recolectar agua en el reservorio que se secó en noviembre de 2021. Lo mismo le ocurre a Rubén Ferrera que, con años y años de trabajo hortícola, logró instalar sistema de riego pero tampoco lo puede aprovechar “porque se quedó sin agua”. La producción avícola de traspatio atraviesa similar drama: sin agua y con el adicional del incremento constante de los costos de producción.
“Las imágenes en nuestras chacras son lastimosas porque en esa tierra seca está puesto todo nuestro trabajo y la base de nuestra economía que viene muy castigada desde hace más de tres años”, resume Ibarra. Y menciona que “con los últimos calores, los zapallos nuevos se quemaron todos, ocurriendo lo mismo con lo poco de verdura de hojas que hay”.
ESPERANZA BAJO TIERRA
Los pronósticos para diciembre indican la probabilidad que ocurran lluvias aisladas semanalmente y de cumplirse “ayudaría un poco para que algo del zapallo se salve”. Las precipitaciones permitirían esperar con mejor ánimo el desarrollo óptimo de los sembrados de mandioca y batata. “La mandioca y batata tenemos expectativa de sacar algo, pero si tenemos una semana más de sol intenso y sin lluvias, por ejemplo, no quedará nada de las cucurbitáceas”, aseguran los horticultores.
Es de señalar que la inversión en coberturas con media sombra para mitigar los efectos del verano chaqueño fue aprobada por los productores “pero es imposible mantenerlas por el fuerte viento”. La experiencia tampoco resultó satisfactoria aún en las estructuras que se mantuvieron porque con el intenso calor y, si hay agua, con el riego se genera un microclima debajo que facilita el desarrollo de hongos “o directamente cocina las plantas al vapor”.
POCA MERCADERÍA
La condición en las quintas se refleja en la comercialización en la ciudad, debiendo los quinteros ser solidarios entre ellos y juntar “en un solo paquete” lo que tienen disponible para poder vender en las distintas chacras. En la última edición del Mercado Municipal, la crisis de producción quedó evidente en las carpas instaladas que fueron mucho menos que en semanas anteriores. En los stands se sintió la ausencia de tradicionales expositores que son productores de verduras “y que no tienen producción para comercializar porque la seca sigue dejando secuelas”.
“Es un solo stand con verduras en que juntamos un poquito de todos los horticultores porque lo que tiene cada uno es muy poco como para exhibirlo”, explica Fabián Ibarra dando cuenta de la falta de producción “por la escasez de lluvias y las temperaturas que queman todo”. “Juntamos entre todos para completar un stand”, reitera.