La situación de los docentes correntinos es un reflejo claro del desinterés del gobierno por una de las profesiones más vitales para el desarrollo de nuestra sociedad. La problemática es profunda y multifacética, abarcando desde la insuficiencia salarial hasta la falta de negociación y de acceso a una adecuada alimentación para los trabajadores y sus familias.
Fernando Ramírez, secretario general de Suteco, ha señalado que, aunque ha habido una recomposición salarial, los docentes aún están muy lejos de la línea de pobreza. “Hubo una recomposición pero estamos bastante lejos de la línea de pobreza”, afirmó Ramírez, subrayando la gravedad de la situación. A esto se suma la inexistencia de mesas de negociaciones, lo que demuestra la falta de voluntad política para resolver estos conflictos.
La paritaria nacional, que rechazó los 400.000 pesos ofrecidos por el Gobierno Nacional como piso, evidencia una vez más la desconexión entre las necesidades de los docentes y las respuestas gubernamentales. En Corrientes, aunque los salarios están por encima de ese piso, los docentes están “prácticamente rozando la indigencia” con el salario inicial. Esta situación es inaceptable, especialmente cuando el salario máximo de antigüedad tampoco supera la línea de pobreza.
Actualmente, el salario inicial es de $470 mil, mientras que la línea de pobreza se sitúa cerca de los $800 mil. Esta disparidad refleja no solo una crisis económica, sino también una crisis de indiferencia y abandono por parte del gobierno. Las recuperaciones salariales y las indexaciones basadas en el índice inflacionario no son suficientes en este contexto, dejando a los docentes en una constante lucha por sobrevivir.
El déficit alimentario es otra área crítica que resalta la negligencia del gobierno. Ramírez destacó que siempre han sido críticos respecto a la alimentación de los alumnos, quienes, independientemente de su condición social, deberían recibir una nutrición adecuada. La falta de proteínas y productos frescos en las comidas de los niños es un problema alarmante que no ha sido atendido con la seriedad que merece.
En conclusión, la situación de los docentes correntinos exige una respuesta inmediata y efectiva por parte del gobierno. La educación es un pilar fundamental de nuestra sociedad, y quienes la sostienen no pueden ser dejados en el abandono y la precariedad. Es imprescindible que se abran mesas de negociación, se ajusten los salarios a una cifra digna y se garantice una alimentación adecuada tanto para los docentes como para sus alumnos. Solo así podremos construir un futuro más justo y equitativo para todos.