La situación laboral en Corrientes sigue empeorando mientras el gobierno parece mirar hacia otro lado. La tasa de desocupación (TD) en la ciudad alcanzó un 8,9% en el segundo trimestre de este año, incrementándose en 1,4 puntos porcentuales respecto al primer trimestre (7,5%), según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Esto no es una sorpresa para los correntinos, que llevan tiempo alzando su voz en reclamos que van desde los docentes y maestros rurales hasta los camioneros, comerciantes y vecinos de los barrios. Mientras tanto, el interior de Corrientes apenas sobrevive, y las respuestas del gobierno brillan por su ausencia.
A pesar de los persistentes reclamos de todos los sectores, incluyendo el personal de salud, la situación sigue sin mejorar. Cada vez más trabajadores enfrentan dificultades para conseguir empleo digno, mientras que las promesas del gobierno de mejorar las condiciones laborales se diluyen con el tiempo.
Corrientes no está sola en esta crisis: el informe del Indec revela que la desocupación en la región del Noreste Argentino (NEA) también es preocupante. La capital correntina ocupa el segundo lugar en el NEA con un 8,9%, detrás de Gran Resistencia, que encabeza la lista con un alarmante 11%. Mientras tanto, ciudades como Posadas (6,3%) y Formosa (2,6%) muestran tasas de desocupación más bajas.
La precarización laboral es otro de los temas críticos: la subocupación demandante, personas que trabajan menos de 35 horas semanales pero desean más empleo, afecta al 6,7% de los correntinos. Mientras que aquellos que, aunque subocupados, no demandan más trabajo representan el 3,4%.
A nivel nacional, el panorama tampoco es alentador. La desocupación en todo el país fue del 7,6% en el segundo trimestre, apenas inferior al 7,7% del primer trimestre, y mucho más alta que el 6,2% del año pasado.
Mientras tanto, los correntinos continúan soportando el peso de una economía que no da respiro y un gobierno que no parece estar dispuesto a tomar medidas concretas para mejorar la situación. La falta de oportunidades laborales sigue siendo una realidad que afecta a miles de familias, y el creciente descontento social es una señal de que, si no se actúa con urgencia, las consecuencias serán cada vez más graves.