¿Fiesta o prioridades? Mientras Corrientes se hunde en la miseria, Valdés organiza carnavales millonarios.
En un acto realizado en el Salón Amarillo de Casa de Gobierno, se confirmó el nuevo formato del Carnaval de Corrientes, que se llevará a cabo del 1 de febrero al 3 de marzo de 2025. El gobernador Gustavo Valdés encabezó la presentación destacando el concepto de “integralidad” de esta edición, que incluirá dos competencias, desfiles, shows de comparsas y un duelo de baterías.
Sin embargo, el anuncio ha generado críticas y opiniones divididas. Mientras los organizadores ajustan números y los participantes reclaman por los bajos cachets propuestos, la pregunta que muchos correntinos se hacen es: ¿está la provincia en condiciones de destinar millones de pesos a fiestas mientras las necesidades básicas están abandonadas?
Plumas y tambores para tapar la miseria
Corrientes enfrenta una realidad devastadora:
- Hospitales sin recursos: Falta de insumos, equipamiento y personal especializado.
- Escuelas en estado crítico: Más de 50 obras paralizadas en establecimientos educativos y de salud.
- Sueldos miserables: Docentes, empleados municipales y estatales sobreviven con salarios que apenas alcanzan para cubrir lo básico.
- Despidos y ajuste: Crece la incertidumbre entre los trabajadores estatales ante las políticas de ajuste que solo empeoran la calidad de vida.
- Caminos intransitables: Las rutas provinciales y nacionales están en condiciones deplorables, afectando la seguridad y la productividad de la región.
Mientras tanto, el gobernador Valdés parece más interesado en organizar fiestas que en solucionar los problemas estructurales de la provincia. Los 37 mil millones de pesos destinados a un centro administrativo de lujo son otro ejemplo de una gestión que prioriza el espectáculo sobre el bienestar de los correntinos.
Los números del carnaval vs. la realidad correntina
El nuevo formato de los carnavales incluye diez noches de desfiles, tres shows de comparsas y una competencia que promete atraer turismo. Sin embargo, los propios dirigentes del carnaval han expresado su descontento con las cifras ofrecidas por la organización, que no contemplan los costos inflacionarios de la temporada.
Mientras tanto, los docentes recibieron un aumento del 10% en octubre, elevando el salario básico a $286.500, una cifra que sigue siendo insuficiente frente al costo de vida. Los empleados municipales y estatales están en una situación aún más precaria, con sueldos que no garantizan una vida digna.
“¿Estamos tirando la casa por la ventana?”
La ironía no pasa desapercibida. Los carnavales, presentados como un motor de la economía, no logran esconder las carencias estructurales que afectan a cada rincón de Corrientes. Los ciudadanos se preguntan si esta es la forma en la que se administran los impuestos que pagan: destinándolos a fiestas y no a solucionar los problemas de fondo.
“Las miserias del interior quieren taparlas con plumas y tambores”, comentan algunos, haciendo alusión a la falta de respuestas concretas del gobierno. Mientras Valdés sonríe en los actos, las familias correntinas siguen esperando soluciones reales a los problemas que atraviesan día a día.