El nombre de la nueva especie es Promachocrinus fragarius y pertenece al grupo de estrellas de mar. Vive entre los 60 y los 3.840 metros de profundidad
La aparición de nuevas especies está rodeada de imprevistos, imponderables y sorpresas no calculadas que hacen revisar lo conocido. Algo de esto han experimentado los investigadores al rastrear el océano cerca de la Antártida y descubrir una nueva especie que parece inquietante en las fotos, y que recibió el nombre de una fruta.
“La estrella de pluma antártica es una criatura marina con ´20 brazos´, algunos irregulares, otros plumosos, y en total pueden medir hasta 20 centímetros de largo”, según informó Greg Rouse, profesor de biología marina Instituto Scripps de Oceanografía en la Universidad de California en Estados Unidos, quien es coautor del artículo sobre el hallazgo junto a Emily McLaughlin y Nerid Wilson. Los especialistas publicaron su investigación en Invertebrate Systematics.
“Si te acercas a su cuerpo, una pequeña protuberancia en el vértice de todos esos brazos, se asemeja al tamaño y la forma de una fresa o frutilla”, explicó Rouse.
Las protuberancias circulares en el cuerpo de la estrella están donde deberían estar los cirros, las cuerdas más pequeñas con forma de tentáculo que sobresalen de la base, “pero se quitaron para mostrar los puntos de unión -dijo Rouse-. Hemos quitado un montón de cirros para que puedan ver las partes a las que están unidos, y eso es lo que parece una frutilla”.
Agregó que los cirros tienen “pequeñas garras en el extremo que se usan para sujetarse al fondo del lecho marino”. Los llamados brazos son las partes más largas y parecidas a plumas de la estrella de pluma de frutilla antártica. “Por lo general, están dispersos -explicó Rouse-, y ayudan con la movilidad de la criatura”.
El nombre formal de la nueva especie es Promachocrinus fragarius. Pertenece a la clase Crinoidea, que incluye estrellas de mar, erizos, dólares de arena y pepinos de mar, y es un tipo de estrella de pluma, de ahí el nombre menos formal de “estrella de pluma antártica”. Fragarius deriva de la palabra latina “fragum”, que significa fresa.
“Originalmente solo había una especie en el grupo de estrellas de plumas antárticas: Promachocrinus kerguelensis”, indicó Rouse. Pero al arrastrar una red a lo largo del Océano Antártico en busca de más muestras de estas criaturas, el equipo de científicos de Australia y EEUU identificó cuatro nuevas especies que pueden pertenecer al grupo de estrellas de plumas antárticas.
La estrella pluma de fresa antártica destaca en particular por la cantidad de “brazos” que posee. “La mayoría de ellas tienen 10 brazos -destacó Rouse-. La posición típica de una estrella de plumas es tener los “brazos” extendidos y hacia arriba, mientras que los cirros apuntan hacia abajo.
Con este descubrimiento, los investigadores podrían agregar ocho especies bajo la categoría de estrellas de plumas antárticas, agregando los cuatro nuevos y “resucitando” animales previamente descubiertos que inicialmente se creía que eran de su propia especie.
“Así que pasamos de una especie con 20 brazos a ahora ocho especies: seis con 20 brazos y dos con 10 bajo el nombre Promachocrinus”, indicó Rouse. Según la investigación, la estrella de pluma de frutilla antártica se encontró en algún lugar entre 65 y aproximadamente 1170 metros debajo de la superficie.
Los investigadores reconocieron en su artículo la “apariencia de otro mundo de los movimientos de natación de las estrellas de plumas. Encontrar nuevas especies en general no es un fenómeno raro -afirmó Rouse-. Nuestro laboratorio nombra entre 10 y 15 especies al año. Encontramos muchas. El problema es la cantidad de trabajo que implica identificarlas”, concluyó.